11.3.08

Como poner a una zorra en su sitio ¡ay!

Mi querida putita y futura perrita:

Empecemos por el final. El hecho de explicarte el significado de la expresión que hasta ahora he utilizado para dirigirme a ti no me produce ni el más mínimo "placer". Esperaba que tú mostrases algún interés por saberlo, pero ya veo que, aparte de no tener ni idea de lo que significa, tampoco te importa "ni una higa". De lo contrario, entiendo que una mujer "de tu nivel", cuyos diccionarios al alcance sin duda se contarán por decenas, podría haberse tomado la molestia de consultar un modesto "Larousse" donde saciar su curiosidad.

De todo esto deduzco varias ideas. La primera es que esa "curiosidad" de la que hablas se refiere únicamente al vicio. La segunda es que contigo resultará imposible mantener una conversación sobre algún tema que no tenga que ver con el sexo. Y la tercera: la extraña sensación que me produce el hecho de que una mujer a la que siento tan adorable por momentos, en otros se me muestre tan decepcionantemente displicente. Supongo que es el precio que tendré que pagar por tirarme a una cuarentona viciosa e insatisfecha, a quien habré de desistir de ilustrar acerca de cualquier cosa que no tenga que ver con el guarreo.

En cuanto a lo que significa la expresión con que me dirigía a ti, no te preocupes, pues ya no volverás a oírla ni a leerla de mí. Deduzco que cualquier rasgo de dulzura hacia ti no es sino una miserable pérdida de tiempo.

Lamento también que no te guste el francés. Yo también tengo un pésimo recuerdo de los profesores de mi primer colegio -francés- y en particular de su director, pero nunca he sentido la necesidad de prescindir por ello de una lengua que encuentro tan bella.

En cuanto a tu nombre, si hubieses aprendido un poquito de fonética de la que tu, sin duda, paciente "mademoiselle", te enseñó, sabrías que el castellanizado "lulú" no podría corresponderse jamás con un afrancesado "Loulut", habiendo de escribirse, en el mejor de los casos, "loulou". Y espero que una chica lista como tú se habrá fijado en la minúscula que encabeza el nombre.

No tienes que esforzarte mucho en hacerme creer el numerito de exhibicionismo que te montaste para quitarte la cadena, pues te creo capaz de eso y de mucho más.

No me hace ninguna gracia que se la mames a tu marido y menos que se corra en tu boca, y mucho menos aún que te tragues su semen. Ya sé que te encanta comer pollas, hasta la de tu marido, pero el privilegio de vaciarse en tu boquita de niña viciosa ha de ser exclusivamente mío. Por otro lado, te recuerdo que una mujer puede delatar su adulterio tanto por indiferencia hacia su marido como por exceso de calentura, que podría ser entendida como deseo de ocultar algo mediante la exagerada obsequiosidad.

En cuanto a tu indumentaria. Yo te di unas instrucciones generales para que me resultases sexy al verte; vestirte de puta barata fue cosa tuya. Tú sabrás cuáles son tus límites, pero no me culpes de hacer algo que te pone a ti más caliente que a mí. En cualquier caso, te dije que deseo que te sientas cómoda conmigo en todo momento, sin llegar más allá de dónde tú creas que debes llegar. Esto es especialmente relevante en todo lo que concierne a la discreción. Nunca te forzaré, pues, en ese sentido, a menos que tú lo desees. Cuando quedes conmigo, dentro de mis gustos, que ya conoces, vístete como desees y te sientas segura.

No sé si te gusté o si todo forma parte del mismo juego, y creo sinceramente que nunca lo sabré. Cuando me hablabas de ese tío "impresentable" al que te entregaste hasta el punto de lamer sin reparos su culo, no te oculto que me vi reflejado a mí mismo en él y pensé si no me verías a mí de la misma forma: como un tío al que nunca dejarías ponerte una mano encima pero a quien, al mismo tiempo y en tus fantasías de burguesita guarra y calentona, le darías todo lo que él te pidiese. No tengo ni medio claro que no sea lo segundo. Si algún día lo tengo, en el sentido negativo, habrás de buscarte otro sonajero que te sumerja en tus ensoñaciones.

¿Lamer tu cuerpo? ¿Crees que esa es la función de un Amo? Yo nunca he visto a un humano lamiendo a un perro, ¿tú sí? Yo creo que habrá de ser más bien al contrario, ¿no crees? Y ya puedes poner voluntad, porque no me entusiasman ni tu manera de mamar ni tu manera de besar, pues carecen del más mínimo atisbo de dulzura y sensualidad, transformadas ambas por ti en pura sexualidad. Tengo muy claro que hay muy poca dulzura dentro de ti y supongo que una de las tareas que habré de imponerme a mí mismo para hacer de ti lo que quiero que llegues a ser, es conseguir que exteriorices mínimamente esa escasísima dulzura "de edulcorante" que hay dentro de ti.

Y si paso mi lengua por tu cuerpo será porque piense que puedas merecer tal deferencia.

No te equivoques interpretando como "disponibilidad" lo que no fue sino la aceptación de un pequeño juego, y te aseguro que tuve que concentrarme mucho para correrme, quizá pensando en otra, no lo recuerdo, porque de no ser así a lo mejor aún estarías mamándomela. Y, princesa, "descerebrado" no es precisamente el adjetivo que mejor me encaja, créeme.

En cuanto a los "juguetes" que parecen asustarte, tranquilízate; estoy seguro de que tú eres bastante más puta y más guarra que yo sádico, así que no tendrás problemas en someterte a tus efectos. En cualquier caso, ya te dije que pongas tus límites y yo los respetaré escrupulosamente. He visto que has rellenado el listado de fetiches. Estoy seguro de que no lo has hecho por ni para mí, pero ése será un tema sobre el que volveremos en otro momento.

En cualquier caso, al hilo de él y de tu petición de un collar propio, me vas a permitir una pequeña reflexión. No sé si tu comentario es una forma velada de pedirme un lugar privilegiado dentro de mi "perrera"; lo dudo, viniendo de una perrita a quien únicamente mueven el vicio y la depravación, pero si fuera el caso, has de saber algo. Si algún día eres la única, cosa a la que no digo que no, será porque me sienta tan lleno de ti que no me quepa ninguna otra, y para que eso suceda, tendrás que mover algo dentro de mí, y para mover algo dentro de mí, olvídate de basarte exclusivamente en tu cuerpo y en lo puta que puedas ser.

Creo sinceramente que eres de esas mujeres que nunca se entregan, que nunca son de nadie, y que nunca llegaré a ti ni te sentiré mía. Es más, estoy seguro de que me entregarás tu cuerpo como ninguna otra, más incluso que mi propia mujer, pero tengo la misma seguridad de que nunca tendré nada más de ti que eso, lo fácil, tu cuerpo. Si algún día puedo llegar al centro de tus sentimientos y consigo tener la sensación de que soy de verdad importante para ti y no un mero actor de la película que tienes montada en tu cabeza, ese día, sin necesidad de que tú me lo pidas, no querré a ninguna otra a mi lado porque en ese momento, como antes te decía, me sentiré tan lleno de ti que nadie más me cabrá. Ni siquiera te exigiré reciprocidad, pues pretender que tú mantengas las piernas cerradas sería como pretender que un sediento perdido en el desierto no bebiese del primer pozo que encontrase en un oasis. ¿Para qué pedirte cosas que sé que no cumplirías?

Soy muy cerebral, cielo, y muy escéptico. Ni con halagos que encuentro inmerecidos ni con vicio y morbosidad me tendrás. Me encanta que seas morbosa, viciosa y entregada en la intimidad, pero eso no me aproxima a ti en la manera en que habría de hacerlo para no pensar en otras. Muéstrame la persona que hay dentro de ti y, si me agrada lo que encuentro, aunque no te ponga una mano encima, conseguirás hacerme tuyo.

Tengo que dejarte. Disculpa si he sido un poco brusco. Me caes fenomenal y tengo muchísimas ganas de ti, de verdad. Me gusta mucho tu forma de entender la sexualidad y creo que eres un encanto de mujer a la que me fascinará descubrir, pero a veces me gustaría ver en ti un atisbo de... no sé, déjalo. Seguro que tendremos ocasión de hablar de esto en el futuro.

Por cierto, arréglate como puedas pero quiero tenerte el lunes o miércoles próximos.

¡Ah!, olvidaba algo muy importante para mí. Sería mi deseo que llevases siempre algo contigo que te recordase a mí. Parece que la cadenita en el tobillo no te seduce; en tal caso, ni puedes hacerlo y para ti también representaría algo agradable, dime qué podría ser, pues me gustaría comprarlo yo mismo. Entiendo que algo que no te quitases NUNCA podría ser un colgante, una pulsera o algo así. Ya me dirás. No obstante, si te complica la vida o carece de sentido para ti, dímelo claramente y me olvido de ello.

Que pases una bonita tarde. Mis mejores deseos siempre pata ti.

Un besazo enorme,

Don M.A.D.

No hay comentarios: