11.3.08

Por segunda vez lulut levanta la nariz

Si lo que querías era una disquisición lingüística sobre la acepción petit chou, en demostración de cariño... podrías haberlo explicado mejor.

Conozco el término, tierno y querido hasta donde no puedo explicarte. Eran las palabras con las que nos despedía mi abuela, que era francesa, y una de las personas más increibles que han existido.

Lamento, también, tu incapacidad para ver un guiño divertido (te falta esa referencia, veo) en el cambio de la grafía del nombre que elegiste para mí. Así y no de otra manera, firmaba sus cartas, una impúdica cortesana de muy importante abolengo, en la corte de Luis XII. Un personaje interesante..... y con una especialidad sexual, bastante curiosa.

Del resto de tu ¿desagradable? carta, sólo una explicación más (creo que te dije cómo odio explicar, o quizá no): Si te conté lo de la cadenita, es porque pensé que podría divertirte.

Probablemente aquí acaba todo. Por varias cosas: La primera; el sexo es otra cosa más, y no la fundamental. Me importa en tanto me importe la persona. No tengo adicciones, pero tampoco tengo pudor ni trabas, para dar de mí lo que esté en mi mano (ilusión, fantasía, pasión y toda la voluntad) y hacer feliz a alguien que me importe.
Y tienes razón cuando dices que lo fácil es entregar el cuerpo, lo difícil, el alma. -La entrega de la que hablas, al final de tu carta, se parece mucho al amor. Y sólo se ama a lo que se conoce y admira. En ningún caso sería valorable (al menos, no lo sería para mí, si la recibiera) la entrega de un alma de un desconocido. Pero valoraría en lo que vale, la de alguien bravo, independiente y libre, que tras algún tiempo, quisiera poner a mis pies.

La segunda; en otras ocasiones hemos hablado del significado "vejación" y "humillación"..... y tu carta, el principio (sobre todo), es el mejor ejemplo de lo que me refería. No me pone. Y no saldrá nada ni bueno, ni sumiso de mí por esa vía.

--Hay muchas maneras de reprender, corregir y hacerse enmendar a quien no sabe o vamos a enseñar: la que has elegido es inaceptable. Supongo que es a la que estás acostumbrado o que puedes haber creído que era la ideal para "ponerme en mi sitio". Te has equivocado. Cuando te hablé de "algo más sofisticado", con ocasión de aquella fantasía tuya de los perros y los cuarenta sodomitas, me refería a ésto mismo.

No se necesita lo obvio, la zafiedad, la brutalidad o la vejación para dominar o someterse. Vuelves a equivocarte conmigo. Si estoy buscando -ya a la desesperada y por esta vía de la sumisión- a alguien especial..... es por encontrar, quizá ahí, a un hombre a quien respetar. A quien admirar.
No admiro a un bruto. Ni tampoco a alguien sin delicadeza, para quien la severidad consista en rebajar al de enfrente.

También incidí en la palabra "juego". Puedo jugar a ser la más puta y viciosa, si ese es mi papel en la obra y si eso te va a hacer feliz. Para mí el sexo no es sucio, sino la herramienta más maravillosa para expresar los sentimientos, y dar a alguien lo único que poseemos realmente: nosotros mismos. Así que ese papel de furcia, fulana, calientapollas, y todo lo que pudiera gustarte llamarme, para aliñar tu fantasía y envolverme a mí con ella... me parecía fantástica, hasta que has roto el embrujo, mezclándola con un discurso propio de alguien poco digno.

Tengo la sensación, como tú comentaste en una carta, de que sería costosísimo que nos entendiéramos. Te confieso que la única duda que tenía, cuando me inscribí, fue si encontraría esa afinidad ¿espiritual? (sí, espiritual) en alguien de otra educación. Pensé que, como siempre sucede, funcionaría la afinidad selectiva: acabas tratándote -en la virtualidad, también- con gente muy parecida a tí.

Cuando te conocí ayer, y antes: cuando hablamos y vi tú manera de expresarte, pensé que sería posible. Podríamos conocernos y encontrar el punto de inflexión, el statu quo. Ahora ya no estoy tan segura. Vaya por delante que te disculpo por anticipado y que también te entiendo: que sé que no debe ser fácil tener enfrente a alguien que desconoce, absolutamente, "de qué va el mercado"; y que habrás aplicado el sistema (rudo y ¿de amo??) que te ha dado resultado otras veces.
Pero olvidaste que te avisé; que te dije que unía a mi inexperiencia... una educación ancestral, de la que tendrías que enseñar a desprenderme. Y que contaba con tu paciencia y savoir faire, para modelarme a tu placer.
Me alegro de que este desencuentro determinante haya sido ahora, que todavía no estamos implicados emocionalmente.

Por usar uno de tus símiles: estoy segura de que si domaras yeguas, habrías distinguido cómo dar cuerda a una pura sangre de cómo dársela a una penca. La penca nunca correría carreras, pero la pura sangre podría tirar de un carro. Y habría sido tu obra.
En fin, da igual.

Quiero que quede claro, antes de despedirme, que NO TE HE CONFUNDIDO con nadie. Significaste para mí una transgresión, una oportunidad, un precipicio, tal vez.... ese alguien que busco, desde toda mi vida, en quien dejarme y ser para él.
No te confundí con el hombrecillo aquel, de los azotes, quien me juró que comprendía los términos "te usaré, no me gustas, no quiero nada más de tí que probar, por una vez, si soporto el dolor" y que luego me dio tanta pena y a quien no dejé que me tocara.
No te he mentido ni confundido con nadie.

No te conozco y tampoco conocía el papel de esa "puta de carretera" que querías que fuera. Me falló la intuición y era previsible que resultara un fiasco. Pero lo que sí sé es -como se saben esas cosas, desde dentro del corazón mismo-, que ni en el juego ni en la realidad, querría que aunque mi papel fuera ese, el de mi compañero fuera el del chulo que explota a la puta. No podría respetar ni admirar, ni querer a ese chulo.

Busco una persona con unos valores y una sensibilidad extrema y que a ello se unan inteligencia y un sentido del humor. Llegaría al fin del mundo con un hombre así. Y por último ¿sabes por qué la gente me quiere y algunos hombres se enamoran de mí? -No por mi físico, ni por mi forma de follar y esas idioteces, no. Porque me abro y amo, y no olvido, nunca, a quien me quiso.

Ya no te molestaré más.
Aprovecharé que tengo este rato para eliminar mi perfil. Creo que, de todas las tonterías que he hecho, quizá ésta es la mayor. Debería dejar de soñar con que esa felicidad y complicidad, existe.

Un beso y todos mis mejores deseos,

lulut

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