¿Y por qué tú, me puedes explicar, tienes el poder de conmoverme?
Me haces sentir rabia. E ira.
Cualquier otro que me hubiera dicho las cosas que tú me has dicho.... hubiera muerto, decapitado, no sin antes haber encargado que le arrancaran la piel, despacio, y le dislocaran las falangetas.
Me hiciste sentir curiosidad, la primera vez que te leí. Y deseo, siempre.
Y ahora escribes ésto........ y casi me haces llorar.
Cuando he leído, hace un rato y desde la b.berry, lo que me habías escrito por la mañana y lo que yo te he contestado... trataba de imaginar si, de verdad, tanta palabra se correspondía con la sensación de cercanía de ayer.
Pensaba hasta qué punto me sentía perdida o dónde me había equivocado tantísimo para recibir de tí ese tipo de trato. Y sí tú, como sigo estando convencida, eres lo mejor de lo mejor entre los hombres que se atreven a decirse publicamente "dominantes"... y me entendías o respondías a una impresión que yo te daba, de ese modo... ¿qué hacía yo, qué pintaba -más bien-, ahí?
He quitado mi perfil, cuando te dije. ¿Para qué insistir?
Sé que no me creiste cuando te lo conté, pero no soy promiscua. Nunca he visto en tí un semental -aunque lo seas y desprendas sexualidad por todos tus poros-. Jamás te hubiera dejado acercarte a mí, o me hubieras besado si, más allá de todo lo que ofreces (que es mucho) no hubiera visto en tí bonhomía, gracia e inteligencia y quisiera conocerte y averiguar hasta donde, tú y yo, en nuestra situación irregular, podríamos hacernos el bien y aprender uno del otro.
Tenías razón -y no he dejado de darle vueltas- cuando has escrito que debo ser de esas mujeres que nunca se entregan, que no son de nadie.... y sin embargo, desde siempre, no he querido otra cosa que sentirme propiedad de un hombre. Un hombre especial.
Pero al final, por caracter o porque soy alegre y siempre parece que no me pasa nada... esos hombres eran míos, y yo de nadie. Si pensé que en este lado, más oscuro, podría encontrar lo que buscaba fue por la idea de que quien prescinda de mí, de mis deseos y voluntades... haciéndome una posesión, un juguete, me conocerá y quizá llegará al mismo centro de mí, cerca, próximo... y me verá como soy.
Sé que uno a un caracter de mil demonios capaz de apagar, yo sola, revoluciones... un cierto encanto pícaro y todavía inocente y unas ganas, como de generaciones que hayan estado tristes, de pasarlo bien y divertirme.
-No soy fácil y nunca te dije que lo fuera. Por eso, incluso ahora o esta mañana, altiva o furiosa, entregada o sumisa, necesito alguien a quien no impresione. Más fuerte y seguro que yo. Que no le tiemble el pulso a la hora de dar su opinión, de hacerla valer con autoridad y razón. Que me aplaque y me dé la intensidad que necesito, sin mojigaterías. Siento si no te he hecho sentir que me importaste. Si no te he dicho que cuando usas ciertas palabras, me conmueves. Que me da vergüenza y me siento vulnerable si demuestro dolcessa o ternura y lo enmascaro con frivolidad, porque en la intimidad de mis sentimientos soy muy tímida.
-No nos conocemos, no puedes saberlo. Dicen los cherokees que nadie debería juzgar a otro sin haber caminado con sus mocasines durante cinco lunas. Comprendo que pienses: "¡Menuda sumisa ésta!" "si a la primera de cambio, pone el grito en el cielo".... -Pues sí, sigo queriendo ser una sumisa.
Tu sumisa.
Y si no voy a ser tu sumisa....... entonces ya no seré sumisa.
Y aceptaré todo lo que venga de tí, siempre que sea digno de tí. Pero prefiero que me pinches los pezones con clavos del doce o que me abofetees vuelta y vuelta (uff) que leer tantísimo desprecio como he leído esta mañana. Regáñame. Edúcame. Castígame. Abusa, si quieres, de mí en todos los sentidos... pero no uses las palabras como látigos que me jibaricen. Úsalas a tu favor. Un "no estás a la altura de la puta que quiero" me hubiera hecho enrojecer de vergüenza y de deseos de desagraviarte.
-Y, por si no lo sabes, te quiero licencioso, y de amo, y de amante o comensal aséptico. Te quiero como tú quieras ser para mí. Y como quieras que yo sea para tí; porque soy todas las cosas: la virgen y la puta, la buena y la perversa, la frívola y la honda, la casquivana y la honesta. Y la mujer que, pase lo que pase, estará a tu lado cuando la necesites.
Y te pido, una vez más, que me enseñes. Y que si has tenido el cuajo de aguantarme hasta aquí sin perder el buen humor, sin soltar los mandos de esta peonza sin rumbo que soy, es porque puedes dominarme..... y tal vez, como me recordaste y si te complazco, también querrás hacerme el amor. Porque estar en tus manos, en tu mente, era mi mayor ilusión. Y ese, a mi humilde modo de ver, es el camino al corazón. Y volviendo a mi vocabulario favorito: ¿pero tú crees que yo podría follar sin sentir amor?? ¿Y qué crees que digo cuando hablo de "placer", si para mi es sinónimo de felicidad, alegría o dicha compartida?? ¿Y tú crees que yo dejaría que alguien me tocase, marido incluído, si tú me dijeses que soy tuya?? ¿Y tú crees que sabiendo que mi boca es tuya dará placer a otra polla que no sea la tuya o la que quieras que tu sumisa mame???
Y ya.
Pienso meterme en mi cama y dormir como un bebé. Yo también me desvelé pensando en tí. Y estoy muerta. Además cuando me enfado (que suele ser NUNCA -has tenido el raro honor de provocarme mucho), me canso. Eso sí....... te juro que como vuelvas a decirme que, mientras te hago una mamada has tenido que concentrarte y pensar en otra para correrte, ¡pedazo de mentiroso! ....... me esforzaré en visualizar a Boris Yeltzin, cuando esté contigo!
Un beso, querido Mad, me está costando muchas emociones y sobresaltos, conocerte.
lulut
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