Mi Señor, mi Amo....
me escapo de esa reunión vital (¡Santo Diossssss estoy perdiendo los papeles!) con una excusa infumable, dejando a mis dos socios ante el peligro y mirándome pasmados.... para llegar a mi despacho y escribirle... y me encuentro con su email.
Mi Señor, mi Amo... déjeme decirle antes de contestar a lo que me ha escrito... lo que me arde en el pecho de puta, en el coño de perra, en mi húmeda mente de zorrilla viciosa indigna de su mirada...
Hoy, mi Señor, mi Amo, me siento más puta que nunca. Vivo excitada, mojada, con el deseo en un puño desde que le conocí. Respiro apenas, duermo apenas, no siento hambre, ni frío.... solo anticipación y una explosión de deseos que me laten por todas partes.... ahí tambíen mi Señor y Amo, en ese coñito excitado y mojado, que tengo que autosatisfacer tantas veces, como la insaciable y ávida putilla que soy, sólo con pensar su nombre, con escuchar su voz, con imaginar alguna de las cosas que me dice....
Me siento tan putita, tan perrilla metida en mi severo traje sastre de falda entallada, sobre unos stilettos negros de fino tacón y....sin bragas.... que sé que sólo el tampax me salva de ir marcando los muebles con mis fluidos. En esa mesa donde se está jugando el poker de los negocios.... he recordado el collar y la cadena que me enseñó fugazmente... y he sentido el deseo de poder ponérmelos. La idea de entrar en la sala de reuniones vestida únicamente con ello, la correa colgando entre los pechos, caminando a cuatro patas tras mi Amo... inclinarme sobre la mesa con los brazos en cruz y el culo en pompa, ofrecido...
-Quizá algo haya tenido que ver mi Amo (la culpa será mía, viciosa y puta, como soy), y el haberme paseado de esa forma, con una vela bien dentro del culo, como mi Señor me dijo. Mi Señor, mi Amo.... soy su putilla a envilecer, a emputecer, a follar y a abusar de todas las formas y maneras posibles. A dominar con el látigo y la polla, como la esclava que puedo ser si me enseña. Hoy me siento tan puta, con tanto deseo dentro, que quisiera todo de mi Amo, su orín, su lefa, sus azotes, sus gemidos....
Quería hacérselo saber.
Quería preguntar si no debería yo, que tanto hablo y voceo, callarme un poco y escribir menos, leerle más y escucharle callada..... para así, sumisamente, aprender a saber cuál es mi sitio. Mi Señor, mi Amo.... sueño con Ud., le deseo tanto-tanto.... Que ahora, al entrar aquí, en el sagrado de mi despacho, leo las palabras de Mad y me río de pura diversión. Alegre. Feliz.
Mi Señor, mi Amo...... ¿qué nos está pasando?
Devuélvame el aire que me ahoga sin su presencia.
Su esclava,
lulut
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